15.5. Argentina: Genocidio y poblamiento ario

También el presidente de Argentina, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) fue defensor de la pureza racial. Sarmiento veía su país como una gran desierto a poblar por nuevos contingentes blancos que desplazaran la “barbarie“ de la población nativa. Por ello llegará a alabar el exterminio de los guaraníes en la guerra de Paraguay, o el de los gauchos cuya sangre “únicamente servía para abonar la tierra”.

“Se nos habla de gauchos… la lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esa chusma criolla incivil, bárbara y ruda es lo único que tienen de seres humanos”. Carta de Domingo F. sarmiento a Bartolomé Mitre. 20 de septiembre de 1861.

La solución al problema racial en Argentina vendría de recibir inmigrantes que vinieran de esos países considerados puros y arios. En 1870 el promotor de la inmigración Alejo Payret escribía al presidente Sarmiento en los siguientes términos.

“Queremos colonos labradores que edifiquen casas, desmonten tierras vírgenes, que cerquen el desierto… y todo eso no lo hacen los emigrados de Nápoles, que venden naranjas por las calles de Buenos Aires, que se amontonan de a doscientos y a trescientos en las californias, ni la misma Francia, pueden suministrar a la República Argentina la clase de población que se necesita, es menester que se diriga a los países del Norte” Alejo Payret.

Domingo Sarmiento, que fue gran maestre de la masonería argentina, mostró en no pocas ocasiones su desprecio hacia el aborigen y hacia las poblaciones más pobres del país del cual era presidente.

“¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”. Domingo Faustino Sarmiento. El Nacional 25 –nov – 1876

Respecto de las zonas más atrasadas del interior del país dirá:

“Son pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y San Luís son piltrafas políticas, provincias que no tienen ciudad, ni hombres, ni cosa que valga. Son las entidades más pobres que existen en la tierra”. D.F. Sarmiento. El Nacional 9 – oct – 1857

También, el que fuera presidente de la nación argentina, se alegró de que los guaranies hubieran sido exterminados.

“No crea que soy cruel. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní; era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana”. Domingo F. sarmiento. 13 – sep- 1859

En uno de sus viajes por el continente africano declaró:

“Entre los europeos y los árabes en África, no hay ahora ni nunca habrá amalgama ni asimilación posible; el uno o el otro pueblo tendrá que desaparecer, retirarse o disolverse; y amo demasiado a la civilización para no desear desde ahora el triunfo definitivo en África de los pueblos civilizados”. Sarmiento. Viajes por África, Europa y América. 1849

Su pensamiento iba a la par que sus acciones. Así reconocía en una carta a D. Oro los métodos de terror empleados para conseguir el poder político en 1857.

“Las elecciones de 1857 fueron las más libres y más ordenadas que ha presentado América”. El Nacional 13 – oct – 1857

“Para ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror, que empleamos hábilmente han dado este resultado (de las elecciones del 29 de marzo de 1857). Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos.

Tampoco dejó disimular su profundo antisemitismo y declarado odio hacia los judíos.

“El pueblo judío, esparcido por toda la tierra, ejerce la usura y acumula millones, rechazando la patria en que nace y muere por una patria ideal que baña escasamente el Jordan y a la que no piensa volver jamás. Este sueño, que se perpetua hace veinte o treinta siglos, pues viene del origen de la raza, continúa hasta hoy perturbando la economía de las sociedades en que viven pero de que no forman parte; y ahora mismo en la bárbara Rusia, como en la ilustrada Prusia, se levanta un grito de repulsión contra este pueblo que se cree escogido y carece del sentimiento humano, el amor al prójimo, el apego a la tierra, el culto al heroísmo de la virtud, de los grandes hechos, dondequiera que se producen”. D.F. Sarmiento. Condición del extranjero en América. 1884.

Más radical con su intolerancia racial fue el político socialista José Ingenieros. Destacado representante del positivismo en Argentina negaba la igualdad a los miembros de lo que él consideraba razas inferiores.

“Los hombres de raza de color no deberán ser política y jurídicamente nuestros iguales; son ineptos para el ejercicio de la capacidad civil y no deberían considerarse personas en el concepto jurídico (…) cuanto se haga en pro de las razas inferiores es anticientífico; a los sumo se las podría proteger para que se extingan agradablemente, facilitando la adaptación provisional de los que por excepeción puedan hacerlo. Es necesario ser piadoso con estas piltrafas de carne humana; conviene tratarlos bien, por lo menos como las tortugas seculares del Jardín Zoológico de Londres o los avestruces que pasean en el Amberes”. José Ingenieros. Citado por Zaffaroni. Criminología. Aproximación desde un margen. 1988

Javier Gomensoro fue el funcionario encargado por el Ministerio de Salud Pública de Uruguay de redactar junto con el abogado Heriberto Mantero el decreto de “Profilaxis mental de la inmigración” promulgado por el presidente Gabriel Terra en marzo de 1934. En él se exponía el deseo de proteger la pureza racial evitando inmigración indeseada.

"América debe cuidar su tipo racial. Es necesario que los enfermos mentales, los alcohólicos, los to xicómanos, los tarados, no se incorporen al medio social. Es necesario que no se incorporen elementos que por su origen no pueden entremezclarse, sin detrimento del tipo racial de un país"..."de ahí la importancia enorme del examen mental de los inmigrantes..." oponiendo barreras a las corrientes amarillas". Javier Gomensoro. Boletín del Consejo de salud Pública. Montevideo. 1933

Un miembro del gobierno de D.F. Sarmiento fue Juan Bautista Alberdi (1810-1884) que en el libro “Bases y puntos de partida de la república Argentina” planteaba sus ideas acerca del tipo de población que le convenía a su país.

“Para educar a nuestra América en la libertad y en el industria es preciso poblarla con poblaciones de la Europa más adelantada en libertad y en industria, como sucede en los Estados Unidos”.

“Pero la libertad que pasa por americana, es más europea y extranjera de lo que parece. Los Estados Unidos son tradición americana de los tres Reinos Unidos de Inglaterra, Irlanda y Escocia. El ciudadano libre de los Estados Unidos es, a menudo, la transformación del súbdito libre de la libre Inglaterra, de la libre Suiza, de la libre Bélgica, de la libre Holanda, de la juiciosa y laboriosa Alemania”.

“Si la población de seis millones de angloamericanos con que empezó la República de los Estados Unidos, en vez de aumentarse con inmigrados de la Europa libre y civilizada, se hubiese poblado con chinos o con indios asiáticos, o con africanos, o con otomanos, ¿sería el mismo país de hombres libres que es hoy en día? No hay tierra tan favorecida que pueda, por su propia virtud, cambiar la cizaña en trigo. El buen trigo puede nacer de mal trigo, pero no de la cizaña”. Alberdi


El propio racismo blanco-europeista argentino es promocionado desde la propia constitución nacional, la cual, en su artículo 25 establece la diferencia entre “inmigración europea” (que debe ser fomentada) e inmigración no europea.

Artículo 25: El gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes”. Constitución de la Nación Argentina, 1853.

Juan Bautista Alberdi fue el principal inspirador de esta constitución. En su libro “Bases y puntos de partida para la reorganización nacional” (1852) explicaba los fundamentos de esta discriminación estatal por cuestión de raza:

“Haced pasar el roto, el gaucho, el cholo, unidad elemental de nuestras masas populares por todas las transformaciones del mejor sistema de instrucción; en cien años no haréis de él un obrero inglés que trabaja, consume, vive digna y confortablemente” Juan Bautista Alberdi.

“Tenemos suelo hace tres siglos, y sólo tenemos patria desde 1810. la patria es la libertad, es el orden, la riqueza, la civilización organizados en el suelo nativo, bajo su enseña y en su nombre. Todos estos elementos nos han traído de Europa, desde las ideas hasta la población europea”. J. B. Alberdi.

Esta discriminación entre inmigración europea y no europea que establece el artículo 25 de la constitución argentina fue mantenido por todas las reformas constitucionales realizadas en (1860, 1868, 1898, 1949, 1957, 1972 y 1994).
Originalmente esta política se configuró de tal modo que en el grupo de indeseables se incluía a los españoles, italianos y judíos. Por el contrario las “razas que podían mejorar la especie” en Argentina, eran las que provenían del noroeste de Europa, principalmente de Inglaterra y Francia.
El mismo Alberdi proponía que se abandonara el castellano como idioma nacional y se sustituyera por el francés, pues pensaba que las tradiciones hispánicas y cristianas eran contrarias al progreso.
Alberdi defenderá la inmigración europea que tuvieran como origen aquellos países que representaban a los mejor de la raza aria: Inglaterra, Alemania, Bélgica, etc.

“¿Por qué razón he dicho que, en Sudamérica, gobernar es poblar, y en que sentido es esto una verdad incuestionable? Porque poblar, repito, es instruir, educar, moralizar, mejorar la raza (…) Por eso he dicho en la constitución que el gobierno debe fomentar la inmigración europea”. Alberdi

El resultado de estas políticas fue que para 1950 en Uruguay había 150.000 mestizos, 10.000 negros y 2.200.000 de europeos. Mientras que en Argentina había 100.000 indios, 1.700.000 mestizos, 5.000 negros y 15.000.000 de europeos lo cual significaba casi un 90% de población europea en ambos países.

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